Miami (EE.UU.), 26 mar (EFE).- Los Golden State Warriors lograron por 92-113 y aprovecharon las numerosas bajas de los Heat, que sumaron a su amplia lista la de Jimmy Butler.
En Golden State, que necesitaba urgentemente una victoria, destacaron los 28 puntos de un Klay Thompson repleto de confianza, quien sumó seis triples, algunos de ellos en momentos clave de la noche. Junto a él, Jonathan Kuminga fue demoledor jugando por encima del aro y aportó 18 puntos, más los 17 por cabeza de Stephen Curry y Andrew Wiggins.
Los de Steve Kerr reforzaron así su décimo puesto en el Oeste (37-34 de balance) ante unos Houston Rockets (36-35) que les pisan los talones con nueve triunfos consecutivos.
Los Warriors buscaran este miércoles en Orlando sumar dos victorias seguidas, algo que no obtienen desde el mes de febrero.
Sin Butler, Tyler Herro y Duncan Robinson, en Miami (39-33), que sufrió un nuevo tropiezo en casa, sobresalió una noche más Bam Adebayo con 24 puntos y 9 rebotes. Junto a él, fueron importantes los 15 puntos desde el banquillo de Haywood Highsmith. Además, el mexicano Jaime Jáquez Jr. consiguió 12 puntos, 2 rebotes y una asistencia.
Los triples de Thompson, las pulsaciones de los Warriors
Ya en los primeros compases del partido, Draymond Green fue fiel a su costumbre de intimidar, aunque en ocasiones fuera de manera exagerada y evitable. Como si de lucha libre se tratara, agarró del cuello a Patty Mills sacándola barata, porque el pívot de los Warriors fue sancionado con una falta sencilla que bien podría haber sido una flagrante.
Fue mejor Golden State en el arranque, con un parcial de salida de 5-13 que obligó a Erik Spoelstra a detener el partido y encontrar soluciones al daño que le generaba el juego rápido de los californianos y el bloqueo ofensivo propio.
Detener a Curry se convirtió en el gran objetivo. Lo intentaron los Heat con el cara a cara para frenar que recibiera, también con dos contra uno, pero siempre encontraba la manera de resolver. Lo que sí cambió fue el camino a la anotación: Adebayo se vio mejor que Kevon Looney y explotaron esta opción ofensiva.
Así se llegó al cierre del primer cuarto con Curry en 7 puntos y Adebayo en 9, además de un partido por delante en máxima igualdad con el 26-24 en el luminoso.
Miami estuvo liderado en el segundo cuarto por un Highsmith que entró para aportar en defensa pero que resultó imparable en el ataque. Sumó 10 puntos sólo en este tramo de partido y dos triples abiertos suyos hicieron daño puesto que no había quien cubriera esa posición para puntearle.
La zona de los Heat fue un recurso durante toda la noche y se le atragantó a Kerr, que sabe que la mejor solución ante esto es encontrar acierto desde el arco. Esta inspiración la personificó Thompson, recordando a sus mejores tiempos con tres triples sin error.
Miami logró un 15-6 favorable para irse por delante antes del descanso, con tapón potente de Adebayo a Green incluido en su batalla física y psicológica cerca del aro. Ambos conjuntos se retiraron con un igualado 55-53 para los locales.
El tercer cuarto fue de los visitantes y quedó claro desde el primer ataque, cuando Thompson metió otro triple para no perder la costumbre y marcar el camino.
Las rentas se acercaron durante más minutos a la decena de puntos y Miami no lograba reaccionar. Todos los jugadores de los Warriors sumaban en ataque.
Pero la mención especial era para un Thompson que se puso el traje de asesino una vez más y mandó a los suyos con +13 (70-83) a poco más de un minuto para el final del tercer periodo.
Lo que unos conseguían con su tiro exterior, Kuminga lo lograba volando sobre el aro. El alero tuvo un par de acciones imponentes, la confianza era plena y el resultado favorable antes del último capítulo: 75-85.
Miami encontró algo de oxígeno a la carrera pero solo reducía tímidamente la ventaja. Era insuficiente y la moral jugaba del lado californiano.
El tramo final sirvió de poco más que ver la renta visitante crecer y crecer, no únicamente en puntos, sino también en confianza, algo que los de Kerr necesitan en su cruzada por alcanzar la postemporada contra los enrachados Rockets.
Nacho García