Redacción deportes, 9 jul (EFE).- Dos errores groseros en el arranque de semifinales enterraron cualquier opción del Real Madrid en el Mundial de Clubes. En 2 minutos y 33 segundos, entre el minuto 5:38 y el 8:11. En 153 segundos fatídicos que separaron el fallo garrafal de Raúl Asencio del no menos grave de Antonio Rüdiger. Dos golpes a los que no reaccionó un equipo que regresó a las dudas en la primera derrota de Xabi Alonso.
Todo se torció de golpe para un Real Madrid que perdía a Trent Alexander-Arnold por un problema muscular. Titular desde su llegada, su ausencia se convertía en problema para Xabi Alonso que ya había perdido a Dean Huijsen en defensa, expulsado en cuartos de final ante el Borussia Dortmund.
Sin confianza en Lucas Vázquez en su último día en el Real Madrid, la modificación de la posición de Fede Valverde, que abandonaba el centro del campo para pasar al lateral derecho, llevaba consigo una modificación táctica que evitaba una decisión compleja de Xabi. Con el 4-3-3, renunciando a la defensa de cinco y al 4-4-2 que aumentó el equilibrio que tanto añoró el equipo blanco en su temporada, le entraban todos los de arriba sin tener que sentar al máximo goleador del torneo, Gonzalo García.
Era el primer día, con Kylian Mbappé ya en plenitud para jugar de inicio, en el que Xabi Alonso debía tomar una decisión compleja. Sentar a un canterano que se convirtió en revelación del Mundial de Clubes o a una de sus grandes estrellas, con el foco en el bajo rendimiento de Vinícius. Tiró por la calle de en medio el técnico español y las consecuencias no fueron nada positivas. Dominado, con picos de posesión del 80% del PSG, endeble en defensa y víctima de sus propios errores.
No guardará buen recuerdo Raúl Asencio de su primer Mundial de Clubes. Cometió el penalti que costó el empate en el estreno ante Al Hilal, fue expulsado a los siete minutos del segundo partido y en su regreso al once por la baja de Huijsen, su semifinal quedó marcada en el minuto 5:38. Un mal control en su área tras centro lateral y una lenta reacción, falto de tensión, permitió a Dembélé robar el balón, ser derribado por Courtois en un claro penalti que el colegiado no pitó porque Fabián marcaba a placer el primer gol del PSG.
El Real Madrid digería el golpe recibido tras un inicio de partido en el que Xabi Alonso no tardó en dar un toque de atención a Mbappé por su poco compromiso defensivo arrancando el partido en banda izquierda. Con ‘Vini’ viendo como su espacio era para el francés y él tenía que partir desde el costado derecho con Gonzalo en punta. Ya había hecho dos buenas paradas salvadoras Courtois antes del primer tanto cuando el partido quedó sentenciado con el segundo gol.
Minuto 8:11. Pase atrás de Jude Bellingham a Rüdiger, patada al aire del central alemán que dejaba a Dembélé todo el campo libre para correr hacia una cita con Courtois en clara desventaja para el portero belga. Definición sencilla. 35 goles en la temporada de un jugador con pinta de Balón de Oro. Caras de incredulidad en los jugadores madridistas. Habían regalado el pase a la final al vigente campeón de Europa y el duro castigo podía ser mayor.
Desapareció todo lo bueno que inculcó Xabi Alonso con su llegada. El Real Madrid dejó de jugar en equipo en un Mundial de Clubes en el que, salvo Courtois, ninguna de sus estrellas tuvo papel principal. Ni Bellingham, ni Vinícius, ni Mbappé. Gonzalo, Fran García, Arda Güler, jugadores sin protagonismo o con poco con Carlo Ancelotti, más un fichaje como Dean Huijsen, habían brillado. El trabajo incansable de Fede Valverde, el crecimiento de Tchouaméni.
De golpe se sintió la diferencia con el vigente campeón de Europa y el Real Madrid dio pasos atrás en todo su progreso. Un crecimiento frenado en seco con un tercer tanto que ya fue una losa a los 24 minutos cuando una perdida de Bellingham no fue acompañada por un esfuerzo defensivo del inglés. Rüdiger salió de su zona para intentar frenar a Achraf y el centro del lateral más ofensivo del planeta, dejó a Fede Valverde con dos rivales y a Fabián firmando su doblete.
No hubo ninguna señal para la esperanza, ningún atisbo de remontada tirando de orgullo. Apenas dos disparos del Real Madrid en todo el partido, uno de Mbappé en un mal control. Los 334 pases de un equipo que con todo perdido recuperó algo de posesión, contrataron con los 706 de un París Saint-Germain que extendió su dulce momento, llega a la final del Mundial como favorito ante el Chelsea y con Luis Enrique a los mandos, asestó el primer duro golpe a Xabi Alonso como técnico madridista.
Roberto Morales